Las renovables tienen la llave de la recuperación

Expertos, empresas y gobiernos apuestan por las energías sostenibles como palanca para recuperar los sectores estratégicos.

 

La pandemia ha supuesto un espaldarazo para las energías renovables en todo el mundo. Dirigentes, empresarios y expertos tanto de dentro como de fuera del sector energético, coinciden en que la descarbonización jugará un papel decisivo en la salida de la crisis por su impacto en el tejido productivo. 

Además, es un sector fuertemente ligado a la digitalización. Un mix que, además de redundar en las cuentas de resultados de las empresas por el creciente interés de los inversores y los beneficios fiscales que acompañan a la descarbonización, se traducirá en incrementos de competitividad de las econonomías de todo el mundo

A este respecto el presidente de Iberdrola, José Ignacio Sánchez-Galán, aplaudía que la piedra angular del EU Recovery Package, de medidas para la recuperación de la Unión Europea tras la pandemia, sea el European Green Deal.

En un comunicado emitido en reacción al citado plan, Sánchez-Galán afirmaba que "este gran pacto verde es crecimiento, empleo y prosperidad. Hablamos de economía real, de crear valor para toda la sociedad. Tenemos los recursos, la tecnología y el conocimiento para avanzar ya hacia una recuperación verde".

Y reclamaba "un marco claro y predecible es clave para ponerlo en marcha ya" que acelere, entre otros, el desarrollo del Plan Nacional de Energía y Clima con el que se podrían generar 300.000 empleos de aquí a 2022.

Igualmente, desde Endesa, defienden que acelerar la Transición Energética será una "pieza fundamental" para la recuperación. Su consejero delegado, José Bogas, afirmó en la última Junta General de accionistas que "seremos clave en la regeneración del tejido económico y social y en la aceleración económica", y reiteró el compromiso de la compañía con la sostenibilidad que "será el centro de nuestra actividad".    

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Por su parte, los expertos coinciden en que la electrificación será decisiva para mejorar la resiliencia de sectores clave para la economía española como son la movilidad y el sector residencial (construcción e inmobiliaria). Además, será punta de lanza en la reindustrialización del tejido productivo. 

Pensemos, por ejemplo, en la transición del sector del automóvil hacia el vehículo eléctrico. Ricardo Zion, profesor de EAE Business School, explica que "si bien en el corto plazo se producirán limitaciones por la caída del consumo que ha provocado la crisis sanitaria, a medio y largo plazo jugarán un papel muy importante. Especialmente en el sector industrial".

Inversiones mil millonarias, bonos verdes y startups

Más allá del necesario esfuerzo conjunto, las energéticas han mostrado su compromiso firme con los desafíos de la era post Covid-19. En declaraciones recientes, el presidente de Iberdrola detalló que la compañía había adelantado pedidos por 4.200 millones de euros para mantener la actividad y el empleo de sus proveedores y que a lo largo de 2020 se invertirá la "cifra récord" de 10.000 millones de euros. 

Cabe recordar que la energética fue la primera empresa española en emitir bonos verdes bajo la crisis del Covid-19 (octava emisión de este tipo desde 2014), por importe de 750 millones de euros y con vencimiento a más de cinco años (junio de 2025).

Los fondos obtenidos por Iberdrola se destinarán a proyectos sostenibles socialmente renovables y con impacto positivo para el medioambiente, así como a financiar y refinanciar total o parcialmente inversiones renovables de España, México y Reino Unido, en su mayoría parques eólicos terrestres. 

Por su parte, Endesa en su transición hacia un mix más renovable, durante 2019 incrementó la inversión en energías verdes un 211% y, de aquí a 2022, tiene previsto destinar otros 7.700 millones de euros al desarrollo de este tipo de activos.

El objetivo es, entre otros, alcanzar los 10,2 GW de capacidad instalada renovable frente a los 7,4 GW de finales de 2019, para esto último se ha previsto una inversión total en el entorno de los 3.800 millones de euros. Asimismo, la compañía anunció en su Junta General de Accionistas la puesta en marcha de varios planes de acción para contribuir al crecimiento económico de España. 

Otra de las iniciativas en las que se pone de manifiesto la importancia el papel que jugarán las energías verdes en la economía del futuro es la lanzada por la plataforma Energía Positiva+, en la que participan Enagás, Red Eléctrica, CLH, Iberdrola, BP, EIT InnoEnergy, Acciona, Caputal Energy y DISA.

La plataforma lanzó una convocatoria urgente para seleccionar proyectos de startups y scaleups españolas relacionados con la descarbonización y que generen impacto social ante la crisis del Covid-19. Entre las propuestas más llamativas se encuentran el túnel desinfectante ecológico sin derivados de la lejía o los dispositivos de limpieza del aire de virus y bacterias a través de plasma atmosférico.

Premiadas por los inversores

Las cifras hablan por sí solas. En los últimos diez años, la inversión en energías renovables ha alcanzado los tres billones de dólares a nivel mundial, cifra que es sólo la punta de iceberg.

El consenso generalizado entre los expertos es que la electrificación concentrará las mayores oportunidades de inversión de aquí a 2030. "La inversión está cada vez más ligada a los criterios de sostenibilidad. Incluso los inversores más pequeños optan por valores próximos a la economía verde", asegura Zion. 

Si el presente habla por sí solo, en términos de rentabilidad el futuro es también alentador. La Agencia Nacional de Energías Renovables (IRENA), señala en su estudio Global Renewables Outlook que cada dólar que se invierta en este tipo de tecnologías generará un retorno de entre tres y ocho dólares. 

A este respecto, Ricardo Zion, matiza: "Si bien estas inversiones producían retornos muy elevados en su momento, la realidad es que a día de hoy el diferencial se ha reducido. La rentabilidad está ligada al riesgo y lo que caracteriza precisamente a estos valores es que son seguros. Además, hay que pensar que los criterios ‘verdes’ son fáciles de alcanzar y algunas compañías lo utilizan como estrategia de marketing. Si se quiere elevar la rentabilidad se deben endurecer los criterios para considerar cuando una compañía es o no verde". 

El atractivo de España

A pesar del pasado oscuro del sector, desde hace tres años España ha acelerado en la carrera por liderar la ‘economía verde’. El país ha escalado cuatro puestos -hasta el undécimo- en el último informe RECAI 2020 (Renewable Energy Country Attactivenss Index) que elabora la consultora EY, que mide el nivel de atractivo y potencial de crecimiento de los países para invertir en energías renovables.

Y no sólo por su situación privilegiada por el viento y el sol, "España es uno de los países punteros tanto en producción como en desarrollo de este tipo de energías con empresas y fondos de capital riesgo que se han convertido en referentes mundiales", asegura  Zion. 

Una posición que se ha visto favorecida, en apenas dos meses, por la irrupción del Covid-19. "La crisis sanitaria ha dado un empujón adicional al sector por, entre otras cuestiones, la vinculación de los fondos europeos a la digitalización y la energía verde", señala el profesor de finanzas del EAE Business School. 

Además, tal y como explican fuentes de Iberdrola "para que la electrificación sea completa, se necesitan redes de distribución flexibles, robustas y especializadas y en esa materia España está muy avanzada". 

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