El gran reto de Puig con su salida a bolsa 

La bolsa española es territorio hostil para las nuevas salidas. No hay compañía que se atreva a pisar el parqué madrileño y la que lo hace sale trasquilada. 

Hay que remontarse a julio de 2021 para ver la última OPV registrada en el mercado español. Fue la de Acciona Energías Renovables. Esta compañía, desde esa fecha, pierde un 26 por ciento. 

A partir de esa operación, el desierto más absoluto, a pesar de los intentos de la CNMV y de BME por dinamizar este mercado. 

Por eso es tan importante el anuncio de Puig, el gigante catalán de perfumes y moda, de salir a cotizar en la bolsa española. Si es exitosa servirá para romper con esta racha negativa y podría reactivar las OPV nacionales. 

Aunque no es tarea sencilla. Porque los inversores, actualmente, están focalizados en grandes compañías. Y de esas no abundan mucho en España.

No es buen momento para las pequeñas. La prueba está en lo que ha sucedido con dos OPV de empresas que operan en el mismo sector que Puig. 

Los ejemplos de Galderma y Douglas

Un gran grupo suizo Galderma, centrado en el cuidado de la piel, arrancó el mes pasado con buen pie en bolsa, revalorizándose un 18 por ciento, y mantiene un buen tono desde entonces. 

En cambio, el minorista de perfumes alemán Douglas ha decepcionado desde que comenzó a cotizar. Desde mediados de marzo se deja un 23 por ciento. Los inversores no parecen dispuestos a pagar por empresas de pequeña y mediana capitalización. 

Por ello, tres días antes de este anuncio de Puig, la compañía Adara renunció a sus planes de salir a cotizar en la bolsa española. 

Esto da más valor a la decisión de Puig y aumenta la dimensión de su reto. 

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