Los inversores que pierden cuando los demás ganan 

El año, a pesar de los últimos recortes, ha sido excepcional para los inversores, salvo para un grupo que no ha sido prudente al gestionar su patrimonio

Construir un patrimonio financiero, por muy pequeño que sea, no es fácil. Por eso no se entiende la facilidad con la que numerosas personas se olvidan del esfuerzo realizado y destinan a las primeras de cambio su dinero al sitio equivocado, sin guardar la más mínima precaución. 

Es lo que ha sucedido con todas las personas que confiaron en compañías que no estaban autorizadas para prestar servicios de inversión. Atraídos por las promesas de unas revalorizaciones estratosféricas, cayeron en sus garras y lo perdieron todo. 

Los números lo dicen claramente. Solo en lo que llevamos de diciembre, la CNMV ha advertido sobre 82, sí, repito, 82 chiringuitos financieros en España y otros países de la zona euro. La cifra confirma que el negocio sigue siendo muy rentable.Y estos avisos llegan demasiado tarde, cuando ya se han quedado con el dinero de mucha gente. 

 En Madrid, hace unos días, cayó un chiringuito que había estafado 52 millones de euros

Las víctimas manifestaban haber realizado una serie de inversiones a través de un bróker internacional y haber perdido todo su capital sin poder recuperarlo. 

El testimonio de un cliente estafado

Un bufete de abogados relataba recientemente cómo el cliente que defendía lo había perdido todo. El chiringuito contactó con el inversor vía whatsapp. Lo comentó con su familia, que le recomendó no operar porque era todo muy sospechoso. Pero ante la insistencia de sus interlocutores, primero entregó una pequeña cantidad de dinero. Como le enviaban gráficos, que después resultaron falsos, con lo bien que iban sus inversiones, destinó ya una gran cantidad.

El problema vino cuando quiso sacar las ganancias obtenidas. Todos fueron pegas. Incluso le pidieron una elevada cantidad en concepto de impuestos para retirar la revalorización. Lo pagó y nada, le pidieron después más dinero por unas supuestas comisiones que no había pagado. Allí se dio cuenta de que no iba a ver un euro y decidió denunciarlo. Pero ya era tarde. Lo ha perdido todo. 

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La mayoría de los inversores que lo han hecho bien, este año tienen motivos para estar eufóricos, porque sus carteras han sido muy rentables. Pero hay un buen número que se ha quedado al margen de esta fiesta de los mercados, los que confiaron en chiringuitos financieros.

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