Los bonos high yield se perfilan este año como un activo ganador
La incertidumbre generada en los mercados por el coronavirus, las elecciones en Estados Unidos y el desenlace del Brexit convierten a los bonos high yield estadounidenses en una alternativa de inversión frente a la renta variable en 2020, ya que pueden generar retornos similares a la bolsa, pero con una menor volatilidad.
Las acciones y los bonos high yield comparten unas características de riesgo-rendimiento que les convierten en clases de activos que pueden competir entre sí en las carteras de los inversores. Así lo reconoce Carl Whitbeck, responsable de high yield americano de AXA Investment Managers, para quien “los high yield son una alternativa a la renta variable”.
El elemento diferenciador entre ambas clases de activos es la volatilidad. En 2019 los bonos high yield estadounidenses obtuvieron una rentabilidad del 14,41%, mientras que el S&P 500 logró unos retornos del 31,48% durante el mismo período.
Sin embargo, si se tiene en cuenta un horizonte temporal mayor, estos bonos mantuvieron en gran medida el mismo ritmo de retornos que la renta variable, pero experimentaron menores caídas durante los periodos de volatilidad. Así, durante la última crisis financiera la mayor caída del índice de bonos high yield estadounidense, el ICE BofA ML High Yield, fue del 33,23% en comparación con la bajada del 50,95% obtenida por S&P 500.
Ganadores a largo plazo
Además, durante los últimos 20 años los high yield estadounidenses han batido al S&P 500 (7,01% frente al 6,33% anualizado). Y aunque la correlación entre ambos activos es, según Carl Whitbeck, “extremadamente alta” (0,65 durante los últimos 20 años), existen diferencias significativas en las volatilidades subyacentes de ambos, haciendo que los bonos high yield estadounidenses sean menos volátiles: 8,96 en comparación con 14,53 de la renta variable.
Retornos más fiables
A ello hay que sumar que para generar retornos con la renta variable se necesita un crecimiento de beneficios o una expansión del múltiplo. Sin embargo, el retorno de los bonos high yield, “es más fiable, ya que proviene del pago del cupón y las tasas de impago no se acercan, ni de lejos, al pico de 2009 en el que llegaron a ser del 12,1% o de su máximo de 2016, que fue del 4,3%”, asegura Whitbeck.
Otro punto a favor de los high yield frente a la bolsa es la bajada en las cotizaciones que puede generar la incertidumbre provocada por la tensa relación comercial entre China y Estados Unidos, que no acaba de ‘relajarse’, por el desenlace del Brexit, por las elecciones en EE.UU. y por el menor crecimiento del producto interior bruto que los expertos esperan en la mayoría de las economías desarrolladas y en Asia para este año.
Durante los últimos 20 años los high yield estadounidenses han batido al S&P 500
Estas circunstancias harán que “generar retornos con la renta variable a partir de la expansión del múltiplo y del crecimiento de los beneficios parece más difícil que cobrar los cupones de los bonos de alto rendimiento”, asegura Whitbeck.
Por lo tanto, según el experto de AXA IM, hay que considerar los bonos high yield como una alternativa a la renta variable para las carteras en 2020, ya que con ellos se “obtendrán retornos similares a los de la renta variable, pero con una volatilidad significativamente más baja”.
También Felíx López, director de Atl Capital Gestión, considera que los high yield serán un activo ‘ganador’ este año, ya que ofrecen en renta fija las mejores oportunidades de inversión, junto a la deuda de los mercados emergentes. Aseguró que “en nuestro escenario económico al que atribuimos un 75% de probabilidades, ambos activos son los mejor posicionados”.