El índice del pánico (VIX) estalla al alza. Las bolsas están “no invertibles”
El VIX, el índice del pánico, supera los 80 puntos, lo que no sucedía desde la quiebra de Lehman Brothers. El patrón de lo que sucedió entonces augura dos semanas de dolar
Los inversores estadounidenses acaban de presenciar lo impensable, tres sesiones con oscilaciones superiores al 9%, lo que no sucedía desde la Gran Depresión. Una colosal furia vendedora en Wall Street.
El índice del pánico, el VIX, se disparó por encima de los 80 puntos, lo que tampoco se veía desde la quiebra de Lehman Brothers. Y el pánico campó a sus anchas por los mercados.
Los inversores son incapaces de poner un suelo al desplome, básicamente porque están dando palos de ciego a medida que las economías desarrolladas echan el cerrojazo a sus economías para frenar al coronavirus. Incluso no hay quien descarta un cierre temporal de los mercados financieros.
Ahora, los operadores están pendientes de más estímulos fiscales, y como no hay evidencias de que la volatilidad vaya a bajar, lo más importante serán las noticias de que el brote va disminuyendo.
No invertible
En opinión de Nadine Terman, CEO de Solstein Capital, “cuando el VIX supera los 31 puntos” la situación está “no invertible”. Se puede pensar en los activos considerados seguros pero el problema es que “los refugios como el oro o los bonos del Tesoro pueden caer como todo lo demás”, explica Terman. “Lo que hay que hacer es ser muy cautelosos al abrir largos”, apostilla.
Que el VIX cerrara por encima de 80 puntos por tercera vez en la historia “es profundamente preocupante”, avisa John Hill, estratega de BMO Capital Markets.
Las otras dos ocasiones ocurrieron durante la crisis financiera mundial en el cuarto trimestre de 2008. En su opinión, ahora mismo “estamos en las profundidades de la crisis financiera del Covid-19 y lo que venga después es imposible de predecir”.
El patrón de 2008
En este entorno, es tentador comparar lo que sucedió en 2008 para intentar predecir los próximos movimientos del mercado. Y las noticias tampoco son muy alentadoras. “Es probable que el S&P500 se dirija hacia los 2.000 en los próximos 14 días”, dice según Nicholas Colas, cofundador de la firma DataTrek Research. Eso, a menos que los estímulos fiscales lleguen rápido.
Por ahora, este experto considera que el patrón de 2008 se ha cumplido, lo que implica, de ser ciertas sus proyecciones, que viene por delante dos semanas de pérdidas significativas antes de ver un mínimo.
El 28 de octubre de 2008, el S&P 500 aumentó más del 10%. Los siguientes cinco días de negociación fueron de cierta calma relativa, pero luego "las cosas se pusieron mucho peor", escribió. Durante las próximas dos semanas, el índice de referencia se desplomó cerca del 15% y luego entró en caída libre en un lapso de dos días.
El 20 de noviembre de 2008, el VIX cerró por encima de 80, un máximo histórico, y el S&P 500 alcanzó su nivel más bajo del año. Una reacción similar llevaría el índice a 2.028 puntos, según calcula Colas, una caída del 25% desde el cierre del viernes.
El problema es que a partir de esta semana, los informes económicos probablemente comenzarán a reflejar los impactos negativos de los recientes cierres relacionados con el virus. Y claro, dice Altaf Kassam, estratega de State Street, “mientras más se propague el coronavirus, más mercados financieros continuarán vendiéndose”.
Agresiva respuesta fiscal
Por eso, lo que los inversores esperan es una respuesta más agresiva y coordinada por pate de los políticos, no ya para apoyar a los mercados sino para mitigar el brutal impacto que la parálisis económica causará en la economía real.
Esta es la clave de todo, una respuesta rápida, pues parece que lo que tenemos encima es una crisis de confianza. Y aún así, ni siquiera está clara la reacción.
“Cuando la confianza se va, todo se va. No importa qué medidas monetarias o fiscales racionales se implementen rápidamente, los inversores simplemente no tienen suficiente confianza para hacer un pronóstico de rendimiento y, por lo tanto, solo se centran en el lado del riesgo de la ecuación", apostilla Olivier d’Assier, gestor de la firma APAC.