IBEX 35. Olvide los blue chips y piense en los dueños de las bolsas
El comportamiento de las compañías gestoras de bolsas y mercados, como Euronext o Deutsche Boerse, ha sido más que positivo durante lo más duro de la crisis sanitaria
Cuando hablamos de invertir en bolsa, lo primero que se nos viene a la cabeza, en términos generales, son los nombres de las grandes empresas que conforman los índices. En el caso del IBEX 35, Iberdrola, Repsol, IAG, Inditex o los grandes bancos, por mencionar algunos.
Sin embargo, existen otros valores que, empleando un símil futbolístico, tienen cada vez más presencia en el terreno de juego y han ejercido de insignes cancerberos ante los goles que el Covid-19 ha marcado a compañías como Telefónica o Amadeus, que llegaron a acumular caídas superiores al 28 por ciento y al 43 por ciento, respectivamente.
Hablamos de las gestoras de las propias bolsas como Euronext en París, Deutsche Boerse en Fráncfort, London Stock Exchange Group (LSE) o BME en el caso de la Bolsa de Madrid.
Pese a la volatilidad de los mercados, el comportamiento de estas empresas ha sido positivo durante la crisis sanitaria.
Desde que el 19 de marzo la parisina Euronext tocase fondo, sus acciones se han revalorizado el 44,7 por ciento (de los 56,70 a los 81,80 euros a cierre de esta edición); las de su par alemana lo han hecho casi un 51 por ciento (de los 99,08 euros del 18 de marzo a los 149,6 euros, el 26 de mayo); en el caso del LSE, la mejora ha acariciado el 43 por ciento (de 5.806 libras a 8.290 en el mismo periodo que la anterior).
¿A qué se debe esta ‘buena temporada’? «La industria está en clara tendencia de concentración, una vez que todo indica que es necesario un cierto tamaño para ser rentable. Los inversores están valorando positivamente los movimientos de estas compañías como, por ejemplo, la compra por parte de la bolsa de Londres (LSE, London Stock Exchange) del proveedor de información financiera Refinitiv (Reuters Eikon), en 2019», informa Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios en Singular Bank.
La tendencia de concentración a la que se refiere Torre tiene su origen en el primer pilar de la Directiva sobre Mercados e Instrumentos Financieros, más conocida por su acrónimo, MIFID 1, que permitió la entrada en el mercado de las plataformas de contratación, rompiendo así el monopolio en los mercados mayoristas.
Esto obligó a la reacción de los ‘dueños’ tradicionales de las bolsas, que iniciaron un periplo de búsqueda de sinergias que permitiesen, por un lado, agrandar los campos de actuación y, por otro, sumarse a la competición tecnológica.
«Se necesita una plataforma tecnológica sólida y, sobre todo, segura para que los inversores sientan confianza a la hora de mover miles de millones de euros por dichos operadores bursátiles. Eso tiene un coste elevado. Por ello, el empeño de estas compañías de crecer inorgánicamente y buscar sinergias en cada una de las operaciones, que permitan un ahorro de costes».
Esta misma afirmación es compartida por Miguel Ángel Bernal, profesor de la Fundación de Estudios Financieros.
«El cliente de bolsa es un cliente digital. Y tanto plataformas como gestoras fueron las pioneras en hacer el cambio a un entorno digitalizado en el que negociaciones, compensaciones y liquidaciones se realizan a través de una pantalla». Algo que se acentuará una vez se implante el 5G, que dotará de mayor agilidad y seguridad a las operaciones.
Dentro de la normalidad
El interés que los ‘dueños de las bolsas’ han despertado entre los inversores tiene como tercera pata la normalidad.
Borja Ribera, asesor financiero en GVC Gaesco y profesor de bolsa del EAE Business School, señala que «la crisis sanitaria ha elevado la volatilidad de los mercados. Esta situación lleva a los inversores a buscar valores refugio o defensivos que no sólo garanticen la inversión sino que, además, se recompensen con altos dividendos. Hemos de tener en cuenta que las bolsas son las sociedades depositarias de las acciones, lo que permite que paguen grandes dividendos a los accionistas».
De hecho, de los ingresos de los gestores de bolsas y mercados, apenas un 10 por ciento se destina a cubrir costes siendo el restante 90 por ciento ‘payout’, es decir, pago de dividendos.
Torre también apunta esta teoría: «Como en otras crisis del mercado de renta variable, se han mostrado más resilientes en el entorno actual ya que la caída de las bolsas se ha producido con mucho volumen, lo que supone un incremento de los ingresos de estas compañías. Por ello, en sus resultados del primer trimestre se ha visto una fuerte tendencia de incremento del beneficio neto, diferenciándose de otros sectores que se han visto mucho más afectados por la crisis, como las aerolíneas u hoteleras».
Pensemos, por ejemplo, en Euronext, que entre enero y marzo obtuvo un beneficio neto de 96,1 millones de euros, un 71 por ciento más interanual.
Asimismo, la analista confirma que el atractivo que han despertado los operadores bursátiles como Euronext o LSE (tanto entre minoristas como entre institucionales) se debe a «la búsqueda de sectores más resilientes a la crisis global. Además de la tecnología o el sanitario, entre otros, han saltado a la palestra opciones como los operadores bursátiles. Esto explica que la mayoría de las compañías que gestionan centros bursátiles se encuentren en positivo en lo que llevamos de año».
Ahora bien, una vez se supera la pandemia de Covid-19 la normalidad, ¿qué ocurrirá con este tipo de valores? La respuesta a esta pregunta es diversa. Para Ribera, «lo normal es que los inversores busquen valores que tengan un mayor recorrido. Optarán por posiciones más arriesgadas».
Por su parte, Torre y Bernal, difieren. «Es probable que se mantenga la tendencia alcista porque, si bien se han visto beneficiadas por el incremento del volumen negociado —que tarde o temprano se normalizará—, están haciendo esfuerzos para ahorrar costes y crear sinergias. Además, compañías como LSE han decidido adentrarse en el camino de una sociedad donde la gestión del dato y el ‘big data’ adquirirán más importancia, así como la información financiera a través de la compra de Refinitiv. En conclusión, grandes operadores como LSE o Euronext tienen cierto margen para ahorrar costes, lo que supondría un empujón a su rentabilidad», opina Torre.
«De aquí a unos meses vamos a ver, por un lado, cómo se acelera el proceso de concentración y, por otro, la implementación de nuevos avances tecnológicos centrados principalmente en las posibilidades que ofrece el ‘big data’. Además, estamos en un momento de represión financiera por la situación de bajos tipos de interés, a lo que se suma el descontento de los partícipes de los fondos de inversión. En mi opinión, este tipo de gestoras son una opción muy interesante a largo plazo», concluye el economista de la Fundación de Estudios Financieros.
El boom de los pequeños inversores
El 2019 fue un buen año para los principales índices bursátiles de todo el mundo, que cerraron con una rentabilidad sobre el 25 por ciento, compensando así las pérdidas del 10 por ciento del año anterior.
Pese a que el IBEX 35 se quedó rezagado, en parte por el peso del sector bancario, logró unas ganancias del 11,8 por ciento. Al interés despertado por estos resultados se suma el espaldarazo que el Covid-19 ha dado a los nuevos inversores.
«La volatilidad y los precios bajos ejercen un efecto llamada que se extiende más allá de los inversores habituales», informa Ribera.
«Quien entra en bolsa, se engancha», explica Bernal. «El confinamiento y las consecuencias económicas que se derivan de la crisis sanitaria han conseguido que muchos se interesen por el mundo financiero», añade.
«Tan es así, que entidades como la propia BME, a través de su instituto, están reforzando los programas de formación y educación financiera. Tendencia que «ha venido para quedarse y demuestra que la bolsa es algo más que la contratación», según él.