Los activos imprescindibles para diversificar la cartera

Las grandes compañías tecnológicas estadounidenses tienen prioridad, pero eso no significa que haya que olvidar las europeas o chinas

Hay una vieja metáfora que se usa con frecuencia en el mundo de la gestión de activos cuando toca poner en valor la necesidad de diversificar. Es una idea de sentido común que, básicamente, dice que «no es aconsejable poner todos los huevos en la misma cesta».

Si bien, diversificar no consiste en dividir el patrimonio en 20 partes iguales y asignarlo a diferentes activos. Más bien, se trata de construir una cartera equilibrada donde estén sobreponderadas aquellas inversiones con más potencial.

En último foro CIO organizado por INVERSIÓN quedó de manifiesto que en el escenario actual hay que apostar por carteras globales y bien diversificadas. Pero, ¿cómo hacerlo?

La crisis del coronavirus ha desvelado con bastante claridad que la tecnología y la salud son los sectores con más ‘sex appeal’ del momento (unas áreas infrarrepresentadas en el IBEX 35, lo que explica, en parte, la peor evolución del selectivo).

La tecnología fue la impulsora del rally más prolongado de la historia

En el caso de la tecnología, fue la impulsora del rally más prolongado de la historia (que finalizó con la crisis del coronavirus) y la pandemia no parece haber hecho mella en su prometedor futuro.

Más bien al contrario, la lucha contra la enfermedad ha obligado a recurrir a ella para salvar los obstáculos del confinamiento, adelantando en varios años las expectativas de implantación de algunas tecnologías.

«Si algo ha hecho el parón del Covid-19 es acelerar las megatendencias que ya estábamos viendo. En pleno frenazo económico, hemos visto sectores como la nube, el comercio electrónico o los data centers creciendo a doble dígito. El confinamiento no ha hecho más que resaltar la importancia de la tecnología en nuestras vidas», explica Jaime de León Calleja, gestor de renta variable de Mutuactivos.

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Industria 4.0

En concreto, el comercio electrónico, el vídeo en ‘streaming’, los videojuegos, el deporte ‘online’, los pagos digitales, la robótica, la industria 4.0, la domótica, el ‘big data’, la conducción autónoma, la seguridad en la red, la nube, el 5G o la inteligencia artificial son algunos de los subsectores más prometedores dentro de esta área, según los expertos.

Un efecto directo de esta apuesta tan fuerte por la tecnología es que obliga a estar necesariamente sobreponderados en los Estados Unidos, donde el sector supone un 25 por ciento de la capitalización del S&P 500 (frente a un 6 por ciento que pesa esta industria en el IBEX).

Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google siguen siendo las favoritas de muchos gestores

Y es que no hay que olvidar que el 85 por ciento de las empresas que componen el índice MSCI tecnológico son de origen estadounidense.

Una parte muy importante de ese pastel se corresponde con los gigantes del sector (las FAANG, acrónimo de Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google), que siguen siendo las favoritas de muchos gestores.

«Ahora mismo, nuestras máximas apuestas en el sector son Google y Facebook, absolutos líderes en publicidad online. Solo el valor del buscador de Google y el negocio principal de publicidad de Facebook justifican las valoraciones actuales" asevera De León.

"Google presenta también potencial por su negocio de ‘cloud’; y Youtube y Facebook por sus servicios de multiconferencia o WhatsApp. ‘E-commerce’ es otro segmento en el que pueden crecer ambas», añade.

Beatriz Gutiérrez, gestora del Rural Tecnológico Renta Variable, está de acuerdo: «Las grandes empresas de Internet (Google, Facebook o Amazon) se van a defender mejor que las medianas y pequeñas. Están más diversificadas, son más relevantes para sus clientes y generan caja. En concreto, los negocios que sufrirán menos son los de ‘e-commerce’ (Amazon) y ‘cloud’ (Amazon, Google y Microsoft)».

Pero eso no quiere decir que no haya nichos de valor fuera de Silicon Valley. El Viejo Continente y Asia también cuentan con algunos representantes que es preciso tener en cuenta.

«En Europa, tenemos exposición directa a ASML, líder mundial de equipos de litografía para semiconductores. Ubisoft es una compañía francesa de videojuegos que es otro de los sectores que se han disparado con la pandemia y que nos gustan. Por último, para jugar la carrera del 5G tenemos acciones de la finlandesa Nokia que, además, está muy barata por valoración» dice De León.

Gutiérrez también tiene estas compañías en su fondo y añade la alemana SAP, especializada en software de planificación de recursos empresariales. También dentro de la industria alemana, destaca el fabricante de chips Infineon, según Terry Ewing, de Mediolanum International Funds.

Tecnológicas chinas

Por su parte, algunos ganadores claros con sede en China son el gigante de Internet Tencent, la plataforma de comercio electrónico Alibaba y el ‘Google chino’ Baidu, aunque también existen proyectos más pequeños que resultan prometedores como TAL-Ed, una ‘ed-tech’ especializada en clases particulares ‘online’ y con muy buenas perspectivas si se tiene en cuenta la fuerte competencia que existe en China para acceder a la universidad, según UBS.

El otro gran sector que se anuncia ganador en medio de la pandemia es el de la sanidad, por motivos obvios. Al igual que ocurre con la tecnología, cuenta con tantas ramificaciones que permite realizar una relativa diversificación dentro del propio sector.

En China, algunos de los ganadores son Tencent, Alibaba y Baidu

La gestora de Renta 4 Elena Rico, por ejemplo, lanzó a comienzos de año un fondo centrado en salud en el que picotea un poco de todo para beneficiarse de la cadena de valor al completo.

De esta manera, un tercio de la cartera está invertida en grandes farmacéuticas como la estadounidense Pfizer, la francesa Sanofi o las suizas Roche y Novartis —bien posicionadas en enfermedades de gran incidencia del tipo cáncer o diabetes—; así como en las principales biotecnológicas, entre las que destacan Regeneron o la francesa Ipsen, centrada en oncología y enfermedades raras.

Tecnología médica

Un segundo tercio está centrado en tecnología médica, un terreno «con unos retornos bastante buenos» y donde caben las empresas de máquinas de diagnóstico (como las de análisis de muestras de Covid-19), las de imagen, las de robótica quirúrgica o las de ortopedia.

En esa área, a Rico le gustan las compañías de ortopedia robótica Medtronic y Stryker; y la pionera en la introducción de esta tecnología en el ámbito de la cirugía: Intuitive Surgical.

Para terminar, el último tercio está centrado en aseguradoras, compañías de cuidados personales y de ‘software’ hospitalario, un terreno (este último) en la que destaca la posición en Veeva System (una compañía estadounidense de computación en la nube centrada en aplicaciones farmacéuticas).

Más allá de incrementar la apuesta por los sectores más bendecidos por la pandemia (tecnología y salud), muchos gestores han aprovechado esta crisis para dar a la cartera un sesgo de calidad. Es decir, que han comprado buenas compañías a precios más baratos.

«El ‘crash’ fue una ocasión muy buena de adquirir cosas de muchísima calidad que normalmente no consigues comprar a valoraciones atractivas», relata Marta Campello, socia de Abante Asesores.

«Lo importante ahora mismo en invertir en compañías con buenos balances y poca deuda,  que son las que van a aguantar mejor esta crisis», añade Gutiérrez.

El formato de la inversión

Una vez analizados los sectores y mercados donde resulta más conveniente estar posicionados, conviene determinar qué modalidad de inversión resulta idónea.

Para empezar, la inversión directa queda descartada si el objetivo es diversificar (pues, por muchas acciones que se compren, nunca podremos acceder a una muestra representativa del mercado, como sí es posible a través de fondos y ETF).

Respecto a la disyuntiva entre uno u otro producto, Campello explica que lo ideal es combinar ambos instrumentos en función de la eficiencia del mercado en el que planeemos invertir.

Así, no resulta mala opción optar por un fondo cotizado que replique el mercado estadounidense, si tenemos en cuenta que Wall Street es una bolsa muy eficiente, donde a los gestores activos les resulta muy difícil batir al mercado. Un fondo cotizado tampoco sería mala idea para comprar la bolsa mundial al completo (un ETF sobre el MSCI World, por ejemplo).

«Una de las grandes ventajas de invertir en ETF es la diversificación propia de estos instrumentos ya que, al replicar un índice formado por varios componentes, disminuimos el riesgo de que la evolución de un valor específico disminuya el rendimiento de nuestra cartera», apunta Victoria Torre, de Singular Bank.

En cambio, es mejor confiar en la labor de un buen gestor para la exposición al mercado europeo, que cuenta con un mercado mucho más ineficiente y donde la gestión activa aporta valor, según Campello: «En Europa hay mucha mediana empresa que no está representada. Si te compras un ETF europeo, acabas teniendo una representación sectorial más sesgada a la vieja economía y te dejas fuera muchísimas oportunidades».

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