La empresa familiar pide al Gobierno que extienda las rebajas fiscales hasta el 2022
El sector denuncia que se está recortando la calificación crediticia de las compañías hasta un 50% y que las condiciones de crédito se están endureciendo
A los estragos que ha supuesto para las empresas la paralización de la actividad durante los meses de la pandemia se suma ahora la vuelta a una normalidad diferente en la que éstas tendrán que afrontar los habituales pagos de impuestos y cotizaciones sociales.
Y, pese a la persistencia de algunas limitaciones (por ejemplo en los aforos de hoteles, restaurantes y comercios) y del coste añadido derivado las inversiones que se han tenido que realizar para garanitizar la seguridad de clientes y empleados, a partir de ahora deberán hacerlo sin prebendas, lo que aprieta aún más la soga al cuello.
“Las medidas que se han adoptado son insuficientes. Es fundamental mantener el aplazamiento de impuestos para que no ahogar a las empresas.
Además, debería tenerse en cuenta el tamaño y los sectores en los que se opera para facilitar la liquidez y que podamos mantener el empleo y los salarios”, afirmó Álvaro Mallot, director general de Dicomat, compañía dedicada a ofrecer soluciones para la automatización industrial, durante su participación en la segunda jornada de Patrimonia, el Foro de la Empresa Familiar organizado por la revista INVERSIÓN, con el patrocinio de Andbank España y la colaboración de Adefam, la Asociación de la Empresa Familiar de Madrid.
A este propósito, Mallot insisitió en la necesidad de que el Gobierno extienda las decisiones de flexibilización fiscal tomadas con motivo de la crisis sanitaria. Entre ellas “un Impuesto de Sociedades y cotizaciones sociales reducidas durante dos años”.
Pedro Ruíz Aragoneses, CEO de Pago de Alma Carraovejas, que también participó en el evento, se pronunció en la misma línea. “El reto no es salvaguardar y mantener la solvencia estos meses sino en lo que queda por venir en lo que resta del 2020 y en el 2021”.
Así, reclamó “incentivos fiscales a quien está generando empleo y manteniendo la economía en condiciones muy difíciles. ¿De que sirve que aplacen un impuesto determinado si a posteriori lo vamos a tener que pagar de golpe y en un escenario económico muy dañado por la crisis?”.
Además de lo anterior, los dos empresarios criticaron la “falta de seguridad jurídica” que se viene produciendo desde el inicio de la pandemia. “Se han tomado muchas decisiones contradictorias que han generado mucha incertidumbre. Las empresas necesitamos saber con qué leyes contamos y cómo se van a aplicar para poder planificar”, aseveró Ruíz Aragoneses.
Más crítico fue Javier Pérez Jiménez, director general de VP hoteles y Ginkgo Restaurantes, refiriéndose a las medidas que se han adoptando por el Gobierno en el sector turístico. “No ayudan ni al sector ni a la atracción del turismo internacional”.
A ello se añade la falta de acuerdo con los ERTE y la implantación del ingreso mínimo vital. “Hay que ayudar a las empresas para que se genere trabajo no generar gente que viva de las subvenciones de por vida”, concluyó.
Ratings a la baja y endurecimiento del crédito
El temor a que las entidades financieras cierren de nuevo el grifo del crédito fue otra de las cuestiones que se puso sobre la mesa de debate. El director general de Dicomat afirmó que “las compañías de seguro de crédito están recortando la califcación crediticia.
En nuestro caso se ha llegado a recortar al 50% la calificación de nuestra cartera de clientes. Se está estrangulando la liquidez y nos vemos obligados a pedir pagos por anticipado, recurrir a descuentos por copago con tipos de interés negativo,…”
Pérez Jiménez, también aludió a las dificultades de acceso a la financiación. “Las condiciones están siendo muy duras”. Una piedra más en el camino que podría acabar con una fuga de empresas de España. “No nos lo están poniendo nada fácil”.
A pesar de la compleja situación y refiriéndose en concreto a las empresas familiares “vamos a salir seguro”, aseveró el director general de VP hoteles y Ginkgo Restaurantes. Entre otras cuestiones por la agilidad, la flexibilidad y la cohesión que las caracteriza.
De hecho, tal y como recordó Cristina Cruz, responsable del área de empresas familiares del Intituto de Empresa, “la empresa familiar decrece menos en épocas de crisis y despidieron menos”.
Aunque todavía estamos inmersos en un escenario de caos, Cruz señaló algunas recetas que contribuirán a que la recuperación sea más rápida.
Estas pasan por “explotar al máximo el stock de riqueza socioeconómica de las empresas familiares, sin sobreestimar el corto plazo ni subestimar el largo plazo”, algo que en épocas de crisis es una ventaja frente al resto de competidores.
Además, insistió en el “papel de líder” de las empresas familiares “transformando valores en principios de actuación, con una gobernanza fuerte y atrayendo el talento adecuado”.