Una guerra entre Rusia y la OTAN produciría una “debacle” económica
La crisis de Ucrania puede subir el precio del barril de petróleo hasta los 150 dólares
"Un conflicto bélico entre Rusia y los países de la OTAN derivado de la crisis de Ucrania produciría una debacle económica internacional de la que costaría mucho salir”, ha asegurado Javier de la Nava, profesor de economía internacional de la UDIMA.
De la Nava, junto a José María Paredo, catedrático de relaciones internacionales de la Universidad Europea, participaron en el podcast de finanzas.com sobre ‘Orígenes y consecuencias de la crisis en Ucrania’.
El detonante de esa crisis económica sería el aumento de precio de la energía, principalmente del petróleo, ya que Rusia disminuiría la producción de crudo en 2,3 millones de barriles diarios, lo que ocasionaría una subida del precio del barril hasta los 150 dólares desde los 90 a los que cotiza ahora.
Uno de los países perjudicados con esta escalada desorbitada de precios sería Estados Unidos, ya que, según el profesor de la UDIMA, “las recesiones económicas en este país siempre han venido de la mano del incremento de los precios energéticos”.
La mejor salida: todos ganan
La forma de evitar una posible crisis económica mundial sería que Rusia y los países de la OTAN cerraran la actual crisis con una estrategia win-win en la que todos ganaran, asegura José María Paredo.
Se conseguiría, en su opinión, mediante “una adecuación al nuevo orden, reduciendo el riesgo de intervención en Europa Central y aumentando la seguridad de los actores del conflicto”.
Cree que si finalmente, como han amenazado los Estados Unidos y Europa, se imponen sanciones a Rusia, estas medidas acabarán perjudicando a la economía mundial y a los mercados. “No sería un buen modo de poner fin al conflicto. Ya lo vimos en la crisis de Crimea cuando tras castigar a Rusia se salió del G 8”.
Una guerra no deseada
Paredo descarta que pueda estallar una guerra, ya que “ni Rusia ni la OTAN la quieren. Estoy convencido de que la posibilidad de que haya una intervención armada no existe”.
Argumenta que ambas partes mantienen abiertas las vías diplomáticas para evitarla, pero augura que la tensión durará un tiempo porque “la mesa de negociaciones se va a llenar de reclamaciones por ambas partes”.