Los mercados de renta fija siguen presentando oportunidades

La amenaza de una rápida subida de los tipos de interés en 2017 requiere una gestión sin restricciones y que aproveche las oportunidades en el universo de la renta fija

Los mercados buscaban un nuevo catalizador cuando se dieron cuenta de que el impacto de la intervención de los bancos centrales estaba llegando a su límite tanto en la economía real, que no acaba de despegar, como en los precios de los activos financieros. Ahora, varios factores, como el ciclo económico -que muestra una mejora generalizada en cuanto a las previsiones de crecimiento y de inflación-, el relevo de una política de estímulo monetario a una de tipo presupuestario y la presencia de varias amenazas en el plano político, representan un reto para los inversores que quieren generar rentabilidad y capear al mismo tiempo los riesgos de los mercados de renta fija. La amenaza de una rápida subida de los tipos de interés en 2017 requiere una gestión sin restricciones y que aproveche las oportunidades en el universo de la renta fija.

Durante varios meses, percibimos que los mercados de deuda pública de Europa y EE. UU. ofrecían pocas oportunidades de inversión debido al reducido nivel de las rentabilidades absolutas, en un momento en el que la inflación podía acelerarse, acechaba el peligro de que la política monetaria se normalizara tras una intervención sin precedentes de los bancos centrales y existía la posibilidad de que los riesgos políticos aumentaran. El repunte cíclico en EE.UU. y China en el segundo trimestre de 2016 derivó en una marcada presión sobre la renta fija: los rendimientos de la deuda pública estadounidense a 10 años aumentaron del 1,35 por ciento en el verano de 2016 al 2,39 por ciento a finales de este marzo. Este repunte en la actividad económica empieza a materializarse en Europa, lo que ha dado lugar al aumento de la inflación, un descenso en la tasa de desempleo y un clima empresarial más favorable.

Seguimos pensando que los inversores son demasiado conservadores en cuanto a sus previsiones sobre la inflación. La afirmación de que el reciente repunte se debe en su totalidad a un efecto de base -que, por definición, es un factor de corta duración condenado a desaparecer pronto- no nos convence. El aumento de los precios de la energía y de los productos alimenticios tiende, de forma natural, a ampliarse al resto del índice de precios al consumo con retraso. Si no fuese por la preocupación sobre los riesgos políticos en Europa, los rendimientos de la deuda pública estadounidense y alemana a 10 años serían notablemente superiores. Más allá de este riesgo político, percibiremos que los inversores deberían implementar un nivel de duración modificada muy prudente en sus carteras en relación con los principales países desarrollados.

Aún hay oportunidades en la renta fija

Las economías emergentes se están beneficiando de una mejora de los fundamentales, de la estabilización de la situación macroeconómica de China, de un dólar más estable y del repunte de los precios de las materias primas. No obstante, resulta indispensable una estrategia de selección de activos prudente en este panorama tan volátil. Estamos convencidos de que los países productores y exportadores de materias primas seguirán ofreciendo primas de riesgo atractivas en comparación con los países manufactureros en el universo emergente. Consideramos que se está formando una clara dicotomía en el universo de la deuda emergente entre, por un lado, los importadores de materias primas, donde la inflación está aumentando drásticamente y los rendimientos se mantienen en niveles muy reducidos, y, por el otro, los países exportadores de materias primas, donde la deuda ofrece una elevada rentabilidad y la inflación se está ralentizando considerablemente

En cuanto a la deuda corporativa, mantenemos nuestra convicción en los bancos europeos y las obligaciones garantizadas por préstamos (CLO).

Los bonos bancarios subordinados deberían beneficiarse de la reducción del riesgo y del apalancamiento por parte de las entidades bancarias, así como del endurecimiento de las normativas que ha reducido las primas de riesgo desde unos niveles excepcionalmente elevados. En concreto, el cambio de los rescates financiados por los contribuyentes a rescates a los que contribuyen los acreedores privados debería dar lugar a una mayor distinción entre los riesgos, lo que sería favorable para los bancos de mayor calidad en Europa.

En cuanto a los CLO europeos, las limitaciones normativas, asociadas incorrectamente con el recuerdo de la crisis, permiten que podamos disfrutar de unos diferenciales muy interesantes, teniendo en cuenta los niveles prácticamente nulos de impago que se dieron en el pasado.


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En conclusión, los inversores deberían adoptar un enfoque sin restricciones en los mercados de renta fija con el fin de prepararse ante la subida de los rendimientos de la deuda de los principales países desarrollados y, al mismo tiempo, lograr solidez en determinadas clases de activos gracias a las convicciones a largo plazo.

Charles Zerah, gestor del fondo Carmignac Portfolio Global Bond

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