La nueva fórmula para revalorizar las pensiones
La nueva metodología está ligada a la evolución del IPC y tiene como objetivo garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de los jubilados
Mantener el poder adquisitivo de los pensionistas es una de las metas que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, se propuso alcanzar cuando ocupó su cargo en el Gobierno y, para superarla, su departamento está ultimando el diseño de una nueva fórmula que tiene como objetivo revalorizar las pensiones.
Aún no se conocen todos los detalles que conformarán la nueva metodología, pero sí se sabe que estará vinculada a la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC) y que no provocará recortes en las pensiones en el caso de que este entre en negativo.
“En situaciones excepcionales en las que pueda haber un IPC negativo, las pensiones no van a bajar”, ha asegurado José Luis Escrivá.
La fórmula también hará que la revalorización de las pensiones sea “predecible y anticipable”, según apuntan fuentes del ministerio, y eliminará la incertidumbre que ha existido hasta ahora de que la subida de las pensiones dependiera de las decisiones del gobierno de turno.
Con el nuevo modelo se evitarán situaciones como la ocurrida el año pasado, apuntan desde BBVA, en que las pensiones se revalorizaron un 0,9%, según el IPC estimado a inicio de año, pero al final terminó en negativo, en un -0,5%, lo que supuso un crecimiento del poder adquisitivo de las pensiones de un +0,5% y una revalorización frente al IPC de un +1,4%.
Ajustes necesarios
Tras la aplicación del nuevo mecanismo, prevista por el Gobierno para 2022, la subida de las pensiones se vinculará al IPC, pero teniendo en cuenta que pueden darse situaciones de caídas de precios o de proyecciones de inflación fallidas, por lo que la fórmula garantizará que a lo largo del tiempo el poder adquisitivo se mantenga y se vaya ajustando.
Lo novedoso del modelo, en opinión de Miguel Ángel Menéndez, director del área de previsión social de Mercer España, es que “la revalorización de las pensiones ya causadas no se vinculará al IPC del último año, sino al promedio de IPCs de un periodo más largo”.
Méndez cree que se trata de una fórmula “muy positiva”, ya que “es deseable que no haya pérdida de poder adquisitivo entre los jubilados, un colectivo que poco puede hacer ya para mejorar su pensión”.
También Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones, estima que vincular el crecimiento de las pensiones futuras al Índice de Precios al Consumo (IPC) “es una variable razonable, pero siempre que esté condicionada a que el crecimiento sea positivo y se establezca un crecimiento mínimo que puede dejarse fijo de cara al futuro”.
Aumenta el gasto
La revalorización conforme a la nueva pauta generará una subida del gasto en pensiones, cuya nómina ya supera los 10.000 millones de euros.
Estos gastos rondan el 12% del PIB y la nueva fórmula añadirá tres puntos en el momento de mayor gasto, el año 2050, hasta llegar al 15%. Una cifra que según el ministro Escrivá, “no resulta alarmante”.
Al que sí se lo parece es a Miguel Ángel Menéndez que ve complicado abonar el volumen de las revalorizaciones y de las propias pensiones ante la entrada de los ‘baby boomers’ al sistema de jubilación y el aumento de la esperanza de vida.
“A la vista del déficit estructural que la Seguridad Social durante los últimos años y a pesar de que los gastos impropios del sistema pasen a otras partidas, será difícil mantener los importes de las pensiones”.
Adiós, al IRP
Lo que no se va a mantener es el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), que establece una subida de las prestaciones del 0,25% al año en situaciones de déficit del sistema.
No obstante, su derogación no se va a notar, ya que desde 2018 está prácticamente suspendido y el Gobierno de Sánchez hizo caso omiso de él al decidir subir en 2020 un 0,9% las pensiones, el mismo porcentaje establecido para este año.