Contabilizar toda la vida laboral favorecería a los trabajadores afectados por paro y ERTE
Ampliar de los 25 años a toda la vida laboral para calcular la pensión tendría beneficiados y perjudicados
Calcular la pensión teniendo en cuenta toda la vida laboral es una de las opciones que manejaron los sucesivos Gobiernos de España para hacer sostenible el sistema de pensiones.
De hecho, en la última reforma de pensiones, acontecida en 2013, se elevó de 15 a 25 años el periodo para estimar la pensión futura. Esta ampliación de 10 años supuso de facto rebajar los ingresos puesto que a principio de la vida laboral es más habitual recibir un salario menor.
Los beneficiados sería los trabajdores afectados por ERTE o por la crisis durante su última etapa laboral
Aunque entró en vigor en 2013, se hace de manera progresiva: a razón de un año más de ampliación por cada año que ocurre hasta que a partir de 2022 y sucesivos se tiene en cuenta los 25 años.
Esto, ¿qué consecuencias tiene? La principal es que supondrá un aumento o disminución del 1% de la pensión total.
Ganadores y perdedores
El hecho de contabilizar toda la vida laboral para calcular las pensiones tendrá ganadores y perdedores. Por un lado, aquellos trabajadores que comenzaron con sueldos más modestos y fueron escalando verán una pequeña merma.
Por otro lado, aquellos trabajadores afectados en los últimos años por un ERTE o por una situación de desempleo, con una consiguiente merma de sus ingresos, serán de los más beneficiados.
Los expertos defienden que la adopción de estas medidas permitiría una pensión más justa, ya que supondría un alivio para aquellos trabajadores mayores que quedaron en situación de desempleo, lo que supone una merma para la pensión futura.
Y por otro lado, beneficiaría a los trabajadores con una larga carrera laboral.
Otra posibilidad es que sea el trabajador quién decida qué años incluye y cuáles son los que deshecha.
Fernando Martínez-Cue, experto en pensiones, destaca que es una posibilidad que se maneja para poder hacer sostenible el sistema.
España y Francia, los únicos países que lo utilizan
Esta idea no es nueva y está muy extendida en Europa.
De hecho, son muy pocos los países que emplean periodos cortos para el cálculo de la pensión. En la Eurozona destacan, además de España, Francia, Malta y Eslovenia.
En nuestro país vecino, es el trabajador quién elige los 25 mejores años cotizados.
Por su parte, Eslovenia también selecciona un periodo corto. En este caso 24 años consecutivos de la vida laboral, junto a Malta, donde el periodo válido son los mejores 10 años dentro de una carrera de 41.
En Holanda e Irlanda, la cuantía de la pensión dependerá de los años cotizados. En el caso del segundo país, se puede jubilar anticipadamente si el trabajador es capaz de abonar todas las contribuciones sociales.
Sostenibilidad de las pensiones
Todas estas medidas, en las que se incluye también aumentar la edad de jubilación, están encaminadas a hacer más sostenibles el sistema público de pensiones.
Otra de las posibilidades que permitiría una pensión más alta y menor presión para el sistema sería aplicar fórmulas donde el trabajador o el empresario llevaran a cabo aportaciones durante toda la vida laboral lo que permitiría aliviar la presión del sistema de pensiones.
De hecho, la reforma del sistema de pensiones es una de las condiciones que exige Bruselas para que España reciba los 144.000 millones de euros a los que tendrá derecho gracias a través del fondo europeo de construcción.
Déficit del sistema de pensiones
Y es que uno de los puntos más conflictivos es el déficit del sistema de pensiones, que cerró 2018 en el -1,9%.
Esto se agravará con la crisis económica provocada por la pandemia que provocará, una merma de los ingresos por cotizaciones, al haber más trabajadores en paro (la EPA ya constata un millón de puestos de trabajo destruidos por la pandemia) y por lo tanto un mayor incremento de ese déficit.
Por otro lado, falta un tema de equidad, ya que, de acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo, la pensión media creció un 32% en el periodo 2008-2018, mientras que el salario lo hizo en apenas un 2,3%.