Las petroleras, en el punto de mira tras la última subida del crudo
La disciplina y la eficacia mostradas por la OPEP han reducido la sobreoferta petrolera. A este factor se han sumado las nuevas sanciones sobre Rusia y las que se esperan sobre Irán, así como el recorte de producción en Venezuela. El último ingrediente alcista para el crudo ha sido la tensión alrededor de Siria. ¿Favorece este escenario a las compañías del sector?
En los últimos tiempos, alguien -y no nos referimos a Donald Trump- ha proclamado también un «misión cumplida» y tras algo mucho más inocuo que el lanzamiento de misiles: la OPEP ha logrado recortar sustancialmente la sobreoferta de petróleo.
Los inventarios de petróleo en los países desarrollados, que es la medida que utiliza el cártel petrolero para medir el grado de equilibrio -o desequilibrio- del mercado, se encuentran apenas 30 millones de barriles por encima de su media de los últimos cinco años, cuando antes de que arrancaran los recortes de producción acordados, avanzado el año 2016, esa cifra superaba los 300 millones de barriles. Además, se espera que los inventarios globales continúen cayendo a un ritmo de 600.000 barriles diarios desde este segundo trimestre del año hasta su término. Como resultado, de acuerdo con cálculos de la Agencia Internacional de la Energía, en un mes o dos, los inventarios pueden haber caído por debajo de su media de los últimos cinco años.
Ése es uno de los factores que ha llevado al precio del barril de Brent a instalarse por encima de los 70 dólares y al West Texas a colocarse sobre los 65 dólares. En ambos casos, cotizan en sus niveles más altos desde diciembre de 2014, tras haber pasado por cotas por debajo de los 30 dólares.
Detrás del ascenso del precio del crudo no sólo está la OPEP. Como añade Joaquín Robles, de XTB, el último tirón del precio tuvo que ver, precisamente, con Trump, y sus amenazas contra Siria, Irán y Rusia. Éstas tomaron forma en un bombardeo aliado que se saltó muchos protocolos legales, pero que a su vez, tuvo menor alcance del que en principio se había previsto a tenor de la beligerancia de los tuits del presidente de Estados Unidos. De ahí que desde el fin de semana del lanzamiento de misiles, el barril se haya retraído algo, pero, al menos hasta el martes, muy poco.
Además, otros factores inflacionistas para el petróleo son las nuevas amenazas de sanciones contra Irán, que, según las propias declaraciones del Tesoro estadounidense, harán mucho daño a la economía del país, lo que hace pensar en la posibilidad de que se retraiga su producción de crudo, como está sucediendo con la de Venezuela. Y todo ello, como añade Robles, no se está viendo contrarrestado por un mayor bombeo de los pozos petrolíferos estadounidenses. Y Robles, a la vista de todos estos factores, no descarta que el crudo pueda seguir al alza.
Daniel Lacalle, de Tressis, concede que si bien la OPEP puede estar favoreciendo este incremento del precio a corto plazo, puede estar generando el riesgo, en un horizonte temporal mayor, de una fuerte caída. Y argumenta su visión apuntando que la cotización a largo plazo del combustible no se ha movido, lo que implica que el mercado no está concediendo mucho crédito a la sostenibilidad de estos niveles de precio más allá del futuro próximo.
Los 70 dólares, asegurados... ¿ahora hacia los 80?
Norbert Rücker, de Julius Baer, cree que la tensión en Oriente Medio, las disputas comerciales, las sanciones de Estados Unidos contra Rusia y todo el ruido relacionado con ello es probable que mantengan el precio del crudo por encima de los 70 dólares. Su firma ha revisado su posición sobre esta materia prima desde bajista a neutral a consecuencia de todas esas incertidumbres, sumadas a las que suponen Irán y Venezuela, lo que puede prolongar el periodo de reducción de producción y contrarrestar el posible incremento del bombeo de Estados Unidos. De ahí que haya revisado al alza su previsión de precios para los próximos tres a doce meses desde los 57,5 hasta los 65 dólares.
De acuerdo con las opiniones de varios analistas recogidas por 'Barron's', no sería extraño ver al barril alcanzando los 80 dólares, o incluso superándolos. Joe McMonigle, de Hedgeye Risk Management, cree que el mayor riesgo al alza para el crudo reside en Irán y las posibles sanciones que pueda sufrir a partir del 12 de mayo, lo que puede eliminar del mercado un millón de barriles al día del mercado de crudo. Marcus Chenevix, de TS Lombard, apunta que se pueden ver los 80 dólares en el crudo en los tres próximos meses, pero no cree que esos niveles sean sostenibles a largo plazo y apunta a Rusia como posible desencadenante de nuevas caídas en el precio, puesto que considera factible que decida incrementar su producción.
Pero Ignacio Cantos, de Atl Capital, señala que el nivel sostenible para el precio del crudo oscila entre los 60 y los 70 dólares y achaca que haya superado la parte alta de la horquilla a una posiblemente fugaz tensión geopolítica.
El análisis técnico apunta al alza. Carlos Hernández, de Andbank, explica, respecto al Brent, que la superación de los 54 dólares plantea subidas a largo plazo hasta el objetivo situado en los 91,90 dólares. Este escenario, continúa Hernández, se mantendrá vivo mientras no pierda los 55 dólares. Las resistencias que se topará en su camino alcista serán los 77,50 dólares y los 88,50 dólares.
Para el West Texas, Carlos Hernández plantea que, una vez rebasados los 52 dólares, el objetivo se encuentra en los 85 dólares, siempre que no pierda esos primeros 52 dólares, y después de superar con éxito resistencias que hay de por medio, como los 68,7 y los 72,61 dólares.
¿Qué hacer con las petroleras?
Ante este fuerte incremento del precio del petróleo desde los mínimos de 2016 (de un 150 por ciento tanto en el Brent como en el West Texas), cabría pensar que el sector petrolero debería ser una buena opción de inversión. Óscar del Diego, de Ibercaja Gestión, señala que, efectivamente, el sector puede ser una de las mejores opciones de inversión, a la vista de que, desde el pasado otoño, está disfrutando de revisiones al alza de sus beneficios. Del Diego añade, asimismo, que, aunque las petroleras han recuperado posiciones desde principios de año, se encuentran más baratas que entonces. Aunque, en el más estricto corto plazo cree que hay que tener precaución, cautela: ello porque si bien hasta hace muy poco era una de las áreas dentro de las bolsas que peor se comportaban a nivel mundial, en los últimos quince días la situación se ha corregido. No entraría, pues, en el estricto corto plazo después de este último calentón. Pero, con todo y con eso, está positivo con el sector.
En particular, en el fondo petroquímico que gestiona apuesta por grandes compañías integradas, porque son las que mejor se han defendido de los precios bajos del petróleo, gracias a su actividad de refino, porque precisamente a ésta le suele venir mejor un precio del petróleo bajo. Así pues, en Estados Unidos también prefiere a las compañías refineras.
Daniel Lacalle, sin embargo, apostaría por compañías de servicios petroleros, como Schlumberger o Halliburton, o de exploración pura en Estados Unidos, en particular, de 'shale oil'. De esa manera, evitaría compañías que sufren a veces daño por la subida del crudo porque se incrementan sus costes. Respecto a las compañías integradas dice que son grandes trasatlánticos que no sufren tanto como otras cuando el precio del petróleo baja, pero no suben tanto cuando el barril se recupera. «Total o Royal Dutch Shell son más defensivas y menos expuestas al ciclo», asegura.
Jaime Espejo, de Imantia, detalla que a principios de año su firma estaba muy sobreponderada en el sector petrolero, con posiciones en Eni y en Total en su fondo europeo. Pero en la última semana, ha deshecho posiciones en la italiana Eni, porque es la empresa que ha destacado por sus subidas y ha optado por recoger beneficios. Sigue considerando que el sector va a comportarse bien porque espera que el precio del barril se mantenga entre los 65 y los 70 dólares. A ello Juan Llona, de la misma firma, añade que su visión positiva sobre el sector petrolero se basa en que las compañías habían contenido mucho las inversiones, con lo que cualquier incremento del precio del barril iba a traducirse en un incremento de los beneficios. Y, de hecho, se esperan muy buenos resultados para este primer trimestre.
Imantia mantiene posiciones en Total, debido a la reducción de costes, al estricto control del capex (inversión), a que, pese a la subida del crudo, no esté dejando de poner el foco en la generación de caja, y a que ahora tenga el nivel del 'break-even', de entrada en beneficios, en niveles de crudo entre los 50 y los 55 dólares, lo que le da margen para mejorar el dividendo y realizar inversiones.
Por Total apuesta también Ignacio Cantos, que la califica como «la más integrada dentro de las integradas» y de la que destaca por sus buenos márgenes y su atractivo dividendo.
Además, en el fondo ibérico de Imantia, también apuestan por la portuguesa Galp, pese al castigo sufrido cuando se conoció la caída del margen de refino.
¿Repsol es una opción?
Y Juan Llona apunta que también está invertido por Repsol. Argumenta que aunque la subida del crudo perjudica al margen de refino, los volúmenes van muy bien, lo que puede ayudar a compensarlo. Además, su elevada eficiencia asegura unos buenos resultados tanto este trimestre como el próximo. Óscar del Diego también habla bien de la petrolera española: «Está a niveles atractivos y el equipo gestor lo está haciendo bien. Pero no nos gustaría que se gastara el dinero obtenido por la venta de Gas Natural en el sector eléctrico. Preferiríamos que siguiera optimizando activos de producción, vendiendo los que ofrecen márgenes más bajos y comprando otros mejores. Sería mejor un dividendo especial que una mala compra, porque ya es difícil encontrar cosas baratas».
Ignacio Cantos apunta que Repsol le parece buena opción a 14 euros, pero no a 16. «A casi 16 euros, hay otros valores que están más baratos», añade Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole. Además, Cantos apunta que la compañía acaba resultando mejor opción cuando está endeudada, porque entonces tiende a reducir su apalancamiento. En circunstancias como las actuales, con sus finanzas más ordenadas, suele tender a volverse a endeudar. Y, de acuerdo con Lacalle, si se quiere sacar partido de la subida del petróleo, hay opciones más correlacionadas con el barril que Repsol.
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