Rompecabezas en Italia: ¿Qué le gustaría más a los mercados?

Las elecciones legislativas italianas de ayer preocupaban mucho más a la Unión Europea que a los grandes inversores internacionales, que[…]

Las elecciones legislativas italianas de ayer preocupaban mucho más a la Unión Europea que a los grandes inversores internacionales, que a diferencia de lo ocurrido antes del referéndum constitucional de diciembre de 2016, no mostraron grandes señales de tensión. Habrá que ver lo que ocurre a partir de hoy, cuando se abre el juego de equilibrios que debe llevar al nacimiento del próximo Gobierno. Será como pronto a finales de marzo o comienzos de abril. 

La opción preferida para los mercados consiste en un Ejecutivo apoyado por una gran coalición entre la izquierda y la derecha. Si no fuera posible, se apuesta por la alianza de centro derecha siempre que esté liderada por Forza Italia (FI), el partido de Silvio Berlusconi, y no por Matteo Salvini, el candidato de la Liga. Resulta una paradoja, pues la última vez que estuvo en el poder, el magnate se vio obligado a dimitir porque el país estaba al borde de la quiebra. Fue en noviembre de 2011, cuando la prima de riesgo italiana alcanzó los 550 puntos y la tasa de interés de la deuda pública se disparó al 7,25%. La situación se calmó con la llegada del Gobierno de Mario Monti y la masiva compra de deuda pública por parte del Banco Central Europeo decidida por su presidente, el italiano Mario Draghi.

Tanto para Bruselas como para los inversores internacionales, el escenario más indeseable vendría con un pacto entre las fuerzas consideradas 'antisistema', la Liga y el Movimiento 5 Estrellas. Esa alianza parece hoy improbable. A medio plazo se mirará con lupa la capacidad del nuevo Ejecutivo para embridar la deuda pública italiana, que supera el 131% del PIB. Es la segunda más alta de la zona euro después de Grecia. "Si nace una coalición transversal de Gobierno no habrá consecuencias, pero si se discute la participación en la moneda única o hay un enfrentamiento duro con Bruselas, será visto en modo negativo", explicó en 'La Stampa' Silvia Ardagna, economista responsable para los países de Europa meridional de Goldman Sachs.

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