Abengoa espera a los bonistas para salvar la quiebra
Abengoa llega al día en que debería comunicar un acuerdo de rescate o la disolución a la espera de los bonistas, con la Administración dispuesta a la ayuda y la cotización suspendida
Abengoa espera a los bonistas para salvar la quiebra después de asegurarse el apoyo de la Moncloa, el ICO y la Junta de Andalucía. La empresa de ingeniería tendría atado un préstamo que oscilaría entre los 250 y 350 millones de euros, mientras negocia la reestructuración de 3.000 millones de euros con los acreedores.
Este 27 de julio terminaría el tercer plazo que se puso la compañía para evitar la disolución. Primero fue el 30 de junio, después el 14 de julio y ahora llega este lunes con la compañía solicitando una ayuda estatal por motivo del Covid-19.
Pero la delicada situación de la compañía es previa a la pandemia y por ello el ICO o Cesce, al que le solicitarían hasta 300 millones en avales, consideraban que no cumplía los requisitos para recibir ayudas por este motivo. Sin olvidar tampoco que el ICO perdió 87 millones en la última reestructuración o que la posición del Estado se hunde un 70% desde su entrada en 2017.
El caso es que tras la intervención de la Junta de Andalucía fue providencial para que el Estado y los organismos de crédito público cambiasen su posición inicial y se uniesen a accionistas de referencia como el Banco Santander que encabeza las negociaciones por el lado del inversor, y del acreedor también, para lograr una solución.
Visión de una compañía estratégica
El giro de la Administración le permitiría a la compañía dirigida por Gonzalo Urquijo lograr créditos justificados por el Covid-19, según informan fuentes financieras a finanzas.com, y salvar en gran medida el pasivo de más de 400 millones de euros.
Y es que Abengoa podría ser considerada como una empresa estratégica por sus negocios de infraestructuras y la Administración busca evitar que los 2.600 trabajadores que emplea en España entren en la lista del paro, sobre todo el Gobierno andaluz ya que la mayoría de ellos son de esta autonomía.
En total son cerca de 14.500 trabajadores los que tiene la ingeniera y a los cuales ya ha tenido serias dificultades en pagar la totalidad de las nóminas de los últimos dos meses o la paga extra de verano.
Se debe salvar la deuda
Con todo, pese a salvar gran parte del pasivo, con la banca aportando hasta 180 millones, debe convencer también a las entidades financieras y al resto de bonistas, entre los que se incluyen fondos de inversión y accionistas de referencia, para lograr un acuerdo sobre la deuda.
A cierre de 2019 la deuda del grupo ascendía a 6.000 millones de euros y el equipo de Urquijo pretende salvar la mitad, 3.000 millones, para aclarar más el futuro.
Y es que, tal y como informó finanzas.com. el apoyo del Estado no sería suficiente para la empresa y convencer a los bonistas sobre la viabilidad de la empresa y reestructurar la deuda, con los proveedores incluidos, se antoja clave.
Abengoa presentó un plan de visibilidad muy a largo plazo, 2028, donde aseguró que beneficios, ebitda y ventas podrían estar dañados hasta esa fecha en sus principales geografías: América Latina, Oriente Medio y África. Así, buscar una solución a los 6.000 millones de euros de deuda se antoja vital.
Alargar el acuerdo
Por ello, Abengoa evitó anunciar un acuerdo sin el apoyo de los acreedores y prefirió alargar las negociaciones. Con la Administración de su lado, la ingeniera prefirió mantener la calma con el Estado de su lado y jugar esta carta con acreedores y proveedores.
En este punto, el Banco Santander juega también un papel clave como principal accionista de la compañía y tenedor de deuda. La apuesta del banco sobre Abengoa es clara y siempre acudió en su ayuda en las dos reestructuraciones.
Por su peso en la empresa es el primer interesado en que la ingeniera salga adelante y busca convencer al resto de acreedores que la empresa sí tiene futuro.
Con la banca nacional -BBVA, CaixaBank, Bankia y Bankinter- más Crédit Agricole proclives a la ayuda, los bonistas internacionales serían los más reticentes.
Otras reestructuraciones
E incluso a algunos bonistas nacionales les parecería excesivo quitas del 90% para la mitad de la deuda total y pese a la entrega del 90% de las participaciones de Abenewco 1, el vehículo donde aglutina sus activos rentables.
Los más reticentes no quiere verse implicados en una dura reestructuración teniendo que aportar una gran cantidad de capital porque descuentan que llegarán futuras situaciones de quiebra en otras empresas.
Unas empresas que podrían ser de mayor relevancia que Abengoa y con mejor posicionamiento de mercado y visibilidad a futuro. Si esto sucediese no podrían negarse a inyectarlas liquidez al tener mayor interés en ellas del que tienen en Abengoa.