Abengoa se agarra al Santander, la Moncloa y la Junta para convencer a los bonistas
Abengoa vería en el Banco Santander, la Moncloa y la Junta de Andalucía sus mejores bazas para mostrar a los bonistas que la compañía tiene futuro antes de la fecha límite del 27 de julio
Abengoa se agarra al Santander, la Moncloa y la Junta de Andalucía para convencer a los bonistas. La empresa sevillana tiene muy avanzadas las negociaciones para lograr avales del ICO tras intervención del gobierno regional en las negociaciones.
La Moncloa también pone de su parte para que la sevillana esquive la quiebra y por ello pide ayuda a la banca con el ICO como respaldo para dar una nueva vida a una empresa que emplea a 2.500 trabajadores en España y 14.500 en todo el mundo.
La negociación con la Administración estaría prácticamente cerrada a falta de concretar el montante final de la ayuda, informan a finanzas.com fuentes financieras.
La vía estatal experimentó un giro poco esperado pues el ICO y Cesce siempre se mostraron reticentes a desembolsar 250 y 300 millones de euros respectivamente después de que el primero perdiese 87 millones en la primera reestructuración y el Estado más del 50% de su entrada en 2017.
180 millones de la banca y 70 de la Junta
De los 250 millones solicitados a varios de sus acreedores principales donde destacan todas las entidades del IBEX salvo Banco Sabadell, ahora son 180 millones los que aportarían el Banco Santander, Caixabank y Bankia principalmente. Se llegaría a los 250 con el compromiso de la Junta de Andalucía de aportar los 70 restantes.
El Gobierno andaluz considera que el ICO sí puede ayudar a Abengoa al tratarse de una situación crítica derivada del coronavirus, aunque desde este organismo insistían en que la situación de insolvencia era previa a la pandemia.
Se limaron las asperezas y los organismos públicos irían de la mano para tapar en la medida de los posible el pasivo de más de más de 400 millones de euros.
Pero tal y como informó finanzas.com, el apoyo de la Administración no era suficiente para la empresa y necesitaba alcanzar un plan con la banca acreedora para solventar la cuestión de la deuda.
Y es que Abengoa presentó un plan de visibilidad muy a largo plazo, 2028, donde aseguró que beneficios, ebitda y ventas podrían estar dañados hasta esa fecha en sus principales geografías: América Latina, Oriente Medio y África. Así, buscar una solución a los 6.000 millones de euros de deuda se antoja vital.
La intermediación del Santander
Es en este punto donde entra la entidad presidida por Ana Botín como principal accionista de la compañía y tenedor de deuda. La apuesta del banco sobre Abengoa es clara y siempre acudió en su ayuda en las dos reestructuraciones.
Por su peso en la empresa es el primer interesado en que la ingeniera salga adelante y busca convencer al resto de acreedores que la empresa sí tiene futuro.
No hay que salir de España para encontrar otras entidades que son accionistas y bonistas como BBVA, Caixabank, Bankia y Bankinter. Pero el Santander habría logrado a su mayor apoyo en el país vecino, Francia, con Crédit Agricole. Esta entidad también apostaría por ayudar a la sevillana con su deuda.
No lo verían igual la gran parte de los bonistas internacionales, e incluso nacionales pues les parecería excesivo quitas del 90% para la mitad de la deuda total y pese a la entrega del 90% de las participaciones de Abenewco 1, el vehículo donde aglutina sus activos rentables.
Los más reticentes no quiere verse implicados en una dura reestructuración teniendo que aportar una gran cantidad de capital porque descuentan que llegarán futuras situaciones de quiebra en otras empresas.
Unas empresas que podrían ser de mayor relevancia que Abengoa y con mejor posicionamiento de mercado y visibilidad a futuro. Si esto sucediese no podrían negarse a inyectarlas liquidez al tener mayor interés en ellas del que tienen en Abengoa.
A favor de Abengoa
Abengoa puso sobre la mesa de negociaciones el ejemplo de México y sus últimas cuentas anuales presentadas para apoyar su proyecto.
Respecto al país latinoamericano mostró cómo evito la quiebra y reestructuró un pasivo de 155 millones con los acreedores y la justicia le dio la razón respecto a la modificación de su convenio en 2019, creado dos años antes. Salvó un país clave para el grupo donde tiene presencia desde hace 40 años.
Las últimas cuentas presentadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que tiene suspendida de cotización a la compañía hasta que se calmen los ánimos y la volatilidad por un acuerdo que no llegó, muestran un avance de los negocios.
Su ebitda se disparó un 60% hasta los 300 millones de euros en 2019 y consiguió reducir las pérdidas hasta los 517 millones de euros, frente a los 1.500 del curso anterior, gracias a la entrada de grandes contratos desde 2017. También recortó gastos, un 9% y las ventas crecieron un 15%, hasta los 1.493 millones de euros.