Bernanke: así ha sido su mandato y así se lo hemos contado
A lo largo de los últimos años, desde 2009, hemos manifestado nuestra admiración por Ben Bernanke
A Bernanke aún le queda otra reunión ordinaria de política monetaria al frente de la Reserva Federal norteamericana, la de finales de enero. En la que tendrá lugar el 18 y el 19 de marzo ya habrá tomado el relevo su sucesora, Janet Yellen. A lo largo de los últimos años, desde 2009, hemos manifestado nuestra admiración por Ben Bernanke y su clarividencia.
En noviembre de 2009 ya afirmábamos que el presidente de la Fed, como especialista en la crisis de 1929, no dejaría que Estados Unidos repitiera la historia y reeditara la Gran Depresión. También afirmábamos que iba a ser uno de los grandes apoyos para los mercados. Titulábamos "Al mercado siempre le quedará la Fed".
También hablamos de la gran oposición a la que se enfrentó Bernanke por echar mano de políticas heterodoxas para conseguir reflotar la economía. Esas críticas venían, fundamentalmente, de las filas del Tea Party, el ala más conservadora de su partido, el republicano. Argumentaban, sin que de momento la realidad les haya dado la razón, que sus políticas no reducirían el paro pero sí aumentarían la inflación. Titulábamos: "Guerra contra la Fed".
En 2011 calificábamos a Bernanke de osado, pero también de prudente. Osado porque no tuvo miedo y puso en marcha medidas nunca antes vistas y por su vehemente defensa de los dos primeros programas de compra de bonos. Defensa vehemente, pero también empírica: su política funcionaba. Pero el presidente saliente de la Fed también fue prudente porque, en ese momento, cuando escribíamos, no creía necesaria la puesta en marcha de una tercera ronda de inyecciones. También le alabamos porque justo entonces, en abril de 2011 anunciaba que, periódicamente, daría ruedas de prensa posteriores a las reuniones ordinarias de política monetaria.
A mediados de 2011 Bernanke alertaba sobre la ralentización que había sufrido la economía americana. Podía ser algo coyuntural. O podía convertirse en algo más grave. Avanzaba la posibilidad de una tercera ronda de estímulos. Y alertaba contra un programa de consolidación fiscal repentina que pudiera frenar la economía. ¡Cuántas lecciones ha dado a Europa y qué poco caso se le ha hecho desde aquí! Así nos va como nos va.
Efectivamente, Bernanke salvó a Estados Unidos de la W, de la recaída en recesión que aquí no pudimos sortear. En agosto de 2011 se veía clarísimo que habría una tercera ronda de estímulos monetarios. Aunque muchos alertaban de su inconveniencia, la clarividencia de Bernanke se impuso.
En diciembre de 2012 Bernanke aseguraba el "rally" de Navidad gracias a la puesta en marcha de más medidas, la famosa QE3, que consiste en la inyección de 85.000 millones de dólares mensuales. Además, se comprometía a no subir los tipos de interés hasta que la tasa de paro no tocara el 6,5%. En esas estamos todavía ahora. Ése es el programa que ahora se comenzaría a recortar.
La presión que ha tenido que soportar Bernanke ha sido tan fuerte que algunos hablaron de que su política era represora, porque limitaba la rentabilidad de ciertos activos, como la deuda pública o los depósitos. Por eso, llegamos a titular "Bernanke, el represor"
En la primavera pasada, Bernanke anunciaba la cercanía del tercer programa de compra de activos. Pero en septiembre anunciaba que todavía no se daban las condiciones para hacerlo. El presidente de la Reserva Federal es osado, prudente y también inconformista. Sobre todo con la situación del mercado laboral americano, pese a que la tasa de desempleo haya bajado ya hasta el 7%.
También hemos llamado a que el Banco Central Europeo tome el relevo de la Reserva Federal con un programa de compra de bonos ahora que se acerca el "tapering".
Nos gusta Bernanke, no cabe duda, pero Janet Yellen, su sucesora, también tiene muy buena pinta. En su comparecencia en el Senado que era, en realidad, el examen que debía superar para convertirse en la mujer más poderosa de la tierra, defendió que no hay indicios de burbuja, que la política de la Fed no ha ocasionado, de momento, una inflación anormal de los activos. Y parece que los analistas están de acuerdo.